domingo, 25 de diciembre de 2011

Natividad y nada

                                                Por Augusto Costanza.

En el festejo de fechas pocas veces se refrena el pensar en el buscar que es lo que se festeja. Sin ahondar en ello, es bueno ver que el humano ancla su atención, su pensar más directo y próximo, a compromisos que desconoce el origen, el inicio. Y al anclar el compromiso de su más cercano hacer y de su ir y venir cotidiano a festejos de eventos que desconoce su inicio, o bien comparte una tradición vacía de contenido para él, o bien se convierte en una ovejita más que se aplana -aplanando sus posibilidades de ser- y se allana a lo que "el todo social" impone.
Por ello aplaudo el conocer que es lo que se festeja al festejar un algo. Y si tu unirte al todo es parte del cambalache cotidiano, de vidas atrapadas por "la mirada del otro condicionante", de hacer en un actuar un sentir no sentido, solo cabe la reflexión y sentencia: "no pierdas el tiempo en cosas que no te interesan, que no te edifican, que no compartes. La vida es demasiado corta para tirarla en compromisos no compartidos ni entendidos".
Ahora, si tu festejar es "a conciencia", pues, disfruta esos momentos en ese comprender claro y decidido que lleva a poner tu atención en el festejo, la reunión, los llamados telefónicos y felicitaciones.
Y mientras, seguir comiendo nueces y brindando en "la nada" que es la vida del hombre posmoderno. Esa vida vacía que se alimenta con el consumismo y "la publicidad" que oscurece hasta lo más claro, "la avidez de novedades" que nunca se termina y la mirada del otro que aprueba o desaprueba.
He ahí seres siglo 21.