martes, 28 de junio de 2011

Las habladurías de Beatríz Sarlo

Por Augusto Costanza.-
Sarlo en TN


Habladurías es un estado del ser donde "se" dice lo que "se" dice, porque no hay un pre pensar sino un repetir lo que se habla (existencialismo del siglo XX). Un ej. es: Sarlo escucha a los editores que mejor pagan y ella dice lo que escucha que sus editores de confianza quieren que diga. O "repite" lo que escuchó decir a otro opositor recalcitrante por deporte.
La crítica es facil y el arte difícil. Frase conocida y que se aplica perfectamente a los "no hacedores", críticos por sistema porque los tonifica la destrucción, no la construcción.
Que dijo Sarlo en 678?
En rigor de verdad, nada. Sarlo lanzó opiniones casi “de café” a un grupo de panelistas que parecían seguros de sí por el número (lo cuál también es penoso). Nada más.
Volvemos a la repercusión del programa de 678 de estos días. ¿Qué dijo Sarlo relevante?
Insistimos, nada.
Solo que para la oposición mediática, Clarín y La Nación (y otros, entre ellos Lanata), que una intelectual ex PJ, ex PC, y actualmente, sin adscripciones claras, aunque el solo hecho de ser reporteada y defendida por un medio, y que la editorial de ese medio (La Nación) salga a festejar a la periodista, es toda una definición.
Es decir, no hace falta que Sarlo diga que ya no es PJ ni PC, alcanza con ver su entorno habitual de pensadores críticos por sistema, pagos la mayoría, para tener una idea de donde está “su corazoncito”. Que por cierto, ha virado muchas veces en los últimos 40 años.
El romanticismo con el que se refiere a Sarlo el editor de La Nación en publicación reciente contrasta abruptamente con el desplante que Sarlo le hizo a O. Soriano en la UBA hace años, según refieren G. Saccomano y Osvaldo Bayer.
Sarlo, si se puede decir de un modo sencillo, pudo salir “a salvo” de ese panel, habría que ver si estando sentados frente a ella José Pablo Feinmann, Osvaldo Bayer, H. Verbitzky, José Nun, Horacio González (y otros que no podrán estar porque la dictadura se los llevó), decía, habría que ver si ante ese cuadro de pensadores y periodistas calificados se sentiría tan cómoda y podría salir airosa.
La avidez de la oposición por encontrar referentes hizo que se endiosara “un algo” que en realidad es “una nada”. La nada a la que nos referimos es la idealización de su enfrentamiento a un grupo de panelistas poco preparados (a excepción de uno o dos).
Se hizo un ringstone con una frase de Sarlo, se habla en los medios opositores, incluso torpemente Aníbal dice “Sarlo no la sacó barata”. En rigor de verdad, Sarlo no dijo nada que no se haya escuchado a seudo pensadores que repiten lo que se habla en determinados medios. Los diplomas y las charlas en universidades afuerísticas (o extranjeras) sirven para impresionar al lector, pero al analizar sus dichos nos encontramos con una escritora que semeja el "estado de interpretado" existencialista, donde el ser es "hablado por el otro", donde "es pensada por el otro", pero claro, "el ser" "caído" en ese estado" cree que es libre, cree que realmente sus pensamientos son propios y no salidos de la fábrica de pensamientos masa (cuya maquinaria maneja a la perfección la oposición recalcitrante).
En este sentido existencialista, Sarlo sería parte del "se", donde ella dice lo que "se dice" del otro (sea el gobierno o quien sea), donde "repite lo que se dijo y es hablada por sus editores de confianza".
El mérito de Sarlo es salir de pié. Pero en democracia no se pone en la hoguera a los seudo pensadores pagos, se los deja decir lo que piensan. Que fue lo que se hizo con Beatríz Sarlo en 678. Ahora, la oposición sedienta y en un desierto sin oasis a la vista (de candidatos presidenciales) armó un escenario donde falta que propongan a Sarlo a la presidencia por el partido campestre (los muchachos de Garcap), o bien los medios masivos, o bien las periodistas especialistas en cambiar su pensamiento de base tantas veces como tantas veces les convenga.
Veamos la profundidad de análisis de Sarlo respecto del liderazgo en un reportaje montado por La Nación y publicado el 19 de abril de 2010:

"Han surgido nuevos líderes. Kirchner en su momento fue sumamente innovador. Que después haya tomado un camino que a mí personalmente me disgusta de manera profunda es otra cosa. Pero en el momento en que llega a la presidencia con la conciencia de que debe legitimarse frente al pueblo es innovador. Es valiente en dos o tres cosas que realiza. En otras continúa la presidencia de [Eduardo] Duhalde, que es el que nos sacó de la crisis." (la negrita nos pertenece).
Así analiza 4 años y medio de gobierno. Dice Sarlo, "en dos o tres cosas fue valiente, en otras continúa con la presidencia de Duhalde, que es el que nos sacó de la crisis"...
Qué definición!
Ver en 55 meses de gobierno dos o tres cositas valientes... Pero cada uno ve lo que quiere ver, o acaso, ve lo que le dice que vea el que le paga por decir lo que dice.
Creo que esta definición habla por sí sola de la "profundidad" de Sarlo. Que se le atribuye una intelectualidad que es sin dudas solo superficial y que analiza a un gran presidente de un modo tan chato y pacato.
A esto en la Argentina le llamamos "intelectual", pero intelectual de café y masas finas de un restó de la recoleta (gordooo), sin facticidad, sin un hacer práctico, con una chatura que asusta porque se la pone en el lugar del "pensar", lugar solo reservado a unos pocos.-
Lateralidad: nota de Saccomanno en página 12:
“El efecto Soriano”
“Me doy cuenta de que en estas líneas se me crispa el tono. Inevitable, sí, cuando me acuerdo lo que a Soriano le importaba obtener un reconocimiento de la crítica literaria que presumía de culta.

Paso a ejemplificar con una anécdota que me contó Bayer en una feria del libro patagónica, una de esas ferias que suelen parecerse más a una kermesse heroica que a la Rural del Libro porteña donde las editoriales exhiben a sus toros de raza y vacas sagradas. Una vez Beatriz Sarlo invitó a Soriano a participar en una charla en el ámbito universitario. En esa época, si mal no recuerdo, parecía haber dos bandos en la narrativa: Saer en un rincón del ring y Soriano en otro. Una disyuntiva falsa. De la que sacaban partido los saerianos y los sorianescos. Descreo de la ingenuidad de Sarlo y, especialmente, del desentendimiento de Saer y el candor de Soriano. Disyuntiva falsa la de quienes levantaban por un lado la morosidad y la experimentación y por otro el artefacto narrativo popular. Disyuntiva que si a algo contribuía era a opacar la minuciosa relojería narrativa de uno y de otro. Volviendo a esa vez: Soriano invitado al ámbito académico. El alumnado se burló del escritor porque apenas si había terminado a los tumbos la primaria mientras su padre, empleado estatal, cambiaba de destino desde la pampa hacia el sur. Esa madrugada, destruido, Soriano lo llamó a Bayer. Como reivindicación y ajuste de cuentas, Bayer invitó a Ricardo Piglia a presentar a Soriano en su cátedra de Derechos Humanos en el ámbito universitario. Piglia arrancó planteando que los tres escritores argentinos más grandes de nuestra literatura no habían terminado la primaria. Arlt, Borges y Soriano. No creo recordar que el autor de Plata quemada haya publicado esta afirmación en sus ensayos. Una lástima.”